lunes, 12 de febrero de 2018

CRÓNICAS DE LA MARCA DEL DUERO:

El califato no ceja en el empeño y como cada primavera lanza furiosos ataques a los reinos del norte de la península. En un llano previo al paso a los reinos del norte, los cristianos han reunido una hueste de caballeros para tratar de frenar la horda califal.

El ejército cordobés muestra mucha caballería ligera. La mayoría bereberes o jinetes ligeros. Maestros en la finta y el engaño. Y un contingente de nobles árabes. Igualmente expertos jinetes y diestros guerreros.


Como apoyo, una masa de infantería. Soldados bien equipados con armaduras ligeras, yelmos y buenas lanzas, pero sin gran pericia militar. Eso sí con una fuerte pantalla de arqueros.
Comandando el ejército y la infantería un renegado cristiano. Experto guerrero y capitán mercenario.


Los cristianos, feroces guerreros endurecidos por la vida áspera y despiadada en la frontera, sometidos a constantes guerras y luchas, sabedores de que cada año se batirán a muerte con el todopoderoso vecino musulmán.
Su ejército de coalición reúne a lo mejor de los caballeros de todos los reinos. Expertos soldados y muy bien equipados que se juegan la vida, el patrimonio y su futuro.


 La infantería, mucho más disciplnada y diestra en el combate que los musulmanes. Pero equipada on peores armas y armaduras.


Amos ejércitos despliegan con toda la caballería a un flanco. Los cristianos esperan arrollar el ala musulmana con su impetuosa caballería. Los musulmanes esperan poder escaramucear y retrasar el ataque cristiano, desgastándolo con jabalinas antes de atacar definitivamente.

La infantería cristiana espera poder aguantar en la colina mientras la caballería decide la batalla. El musulmán espera poder vencer en una batalla de infantería con la superioridad numérica y la dirección del capitán cristiano manteniendo el orden y el empuje de los peones.


La batalla se inicia con el avance de la caballería cristiana.  Los jinetes musulmanes rehuyen el combate y arrojan jabalinas en escaramuza causando numerosas bajas.


Los caballeros cristianos huyen ante la efectividad de los proyectiles lanzados por la élite de los jinetes árabes. La batalla parece perdida para los cristianos.


La caballería cristiana se reagrupa con muchas bajas. Los musulmanes ceden terreno en el flanco ante la caballería que persiste en el ataque. Y parte de la infantería y arqueros se desplaza para taponar el hueco que podría quedar si los caballeros cristianos logran romper a los jinetes moros.

Una unidad de caballería berebere carga contra la pantalla de arqueros cristianos poniéndola en fuga. Pero expone su flanco al ataque de las jabalinas de los caballeros villanos. Y sufren muchas bajas también. Los jinetes cristianos no son malos adversarios y también saben escaramucear en la frontera.


 Los caballeros siguen atacando una vez reagrupados. Los moros huyen en uen orden lanzando jabalinas.


En un descuido los caballeros hacen contacto con la caballería noble musulmana. El emir cordobés reclama combate personal con el conde cristiano que dirige el ataque.
Ambos oponentes están muy equilibrados pues son la élite de sus ejércitos. Los cristianos cuentan con la ventaja de su carga impetuosa y sus armas de acometida. Los moros tienen la ventaja de una mejor destreza a caballo y mejor habilidad con armas.
Pero el que crga lanza en ristre ataca primero y logra derribar muchos caballeros. El combate personal es encarnizado con ambos líderes causándose importantes heridas.


 Pero los moros ceden terreno y huyen en desbandada.


Los cristianos persiguen a los moros. El pánico se extiende y toda el ala derecha musulmana está en retirada.


Los nobles andaluces se reagrupan en lo alto de una colina y tratan de rechazar a los caballeros que los persiguen.

De nuevo los dos líderes se buscan para terminar el enfrentamiento personal que quedó en tablas.


De nuevo los moros llevan las de perder superados por la tácticas de comate y eestida cristianas, sin duda aprendidas en el norte, del contacto con los francos.

Pero el destino no quiere que el conde disfrute de la victoria. El emir moro sacude un potente mandoble que mata y derriba al conde cristiano.

El pánico se extiende por las filas cristianas al llegar el rumor de la muerte del conde.

Pero los caballeros mantienen la presión, pese a la muerte de su jefe y ponen en fuga a toda la caballería mora. Mientras las noticias de la muerte del conde se extienden por el campo de batalla, la caballería cristiana vence en el flanco desbordando a los moros.

¿Podrá mantenerse el orden y asegurarse la victoria o las noticias de la muerte del conde provocarán la desbandada de la infantería en la colina regalando la batalla a los moros ahora que están vencidos.?


La infantería inicia en ese momento el ataque a la colina defendida por los lanceros cristianos:


  La noticia de la muerte del conde llega a la colina y la derecha cristiana huye en pánico. Pero la posición aguanta y el orden se restablecerá rápidamente.


El orden se restablece y los peones andaluces no son capaces de romper la línea de infantería cristiana en la colina. Al contrario, la huida de la caballería mora provoca la retirada de todo el flanco musulmán y la rendición total.

Hoy los caballeros de cristo se han repuesto a la adversidad y han infligido una gran derrota a los musulmanes  andaluces.


2 comentarios:

  1. Ya se que siempre os lo comento pero es una gozada leer vuestros informes.

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  2. Gracias.
    Yo me lo paso casi mejor rememorando la batalla en el informe que jugándola.

    Un saludo.

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